COVID aleccionador
- Fecha de publicación: 18 Marzo 2021
¿Quién no se ha percatado del evidente cambio climático? Tanto el calor como el frío se mantienen más allá de los meses establecidos, sorprendiendo cuando, de repente, recordamos que en tal fecha "siempre había frío y ahora hay calor". Entonces comprendemos las alertas constantes sobre el peligro que acecha al planeta, y por ende, a la humanidad.
Pero no solo las sequías, deshielos o inundaciones serán consecuencias del desequilibrio ecosistémico porque, paralelamente, la destrucción de los hábitats desatará una explosión de virus y bacterias para los cuales el nuestro sistema inmunológico no está preparado.
En las últimas décadas han surgido nuevas enfermedades provocadas por insectos que inducen a elevados índices de muertes anuales por contaminación química y biológica del agua y del aire. Vaticinios alertan que la malaria y el dengue, propagadas por mosquitos, se relaciona con la eliminación de bosques, aumento de aguas estancadas y las temperaturas de la tierra.
Recordemos que se insiste en prevenir desastres con pronósticos desalentadores: "En el año 2100, un tercio del planeta estará desierto. Habrá problemas en el suministro de agua, y la actividad agrícola será afectada. Predicen que el índice de sequía grave, de un 8% actual en la superficie terrestre, pasará a un 40% en igual plazo de tiempo, mientras que la sequía extrema subirá del 3% actual a un 30%".
Pero no hay que esperar 100 años. No hay mejor indicio de la desertificación que la escasez de agua en muchos países, mientras que en otros, las inundaciones proliferan. El calentamiento global y el agujero en la capa de ozono contribuyen a un clima más riguroso, sobre todo, en lugares sin recursos humanos, económicos y tecnológicos para afrontarlo.
Sobre todos estos males múltiples acuerdos internacionales fijan compromisos para salvar al planeta, pero... ¿se observan acciones sistemáticas para su cumplimiento?
Reflexionemos: Medidas en la política ambiental que se prorroguen o no cumplan, aumenta el peligro. Los expertos advierten que los gases de invernadero permanecen en la atmósfera durante varias décadas después de ser liberados, continuando su influencia sobre el clima.
Ahora, les pregunto: ¿la epidemia del Covid-19 no es suficientemente aleccionadora para la humanidad?
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