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Las Empresas de Alta Tecnología en el desarrollo de Cuba

  • Fecha de publicación: 9 Abril 2021
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Las Empresas de Alta Tecnología en el desarrollo de Cuba
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Las Empresas de Alta Tecnología (EAT) desempeñan un rol fundamental para el desarrollo del país a partir de la promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación, afirmaron expertos en esta capital.

Al comparecer en el programa informativo Mesa Redonda, José Fidel Santana Núñez, viceministro primero de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), explicó que esa modalidad se corresponde con la prioridad conferida por el Estado cubano al sector, y la planificación económica y social de la nación hasta 2030 con carácter sostenible.

Precisó que las EAT constituyen organizaciones caracterizadas por mostrar una actividad intensiva en investigación, desarrollo e innovación, así como elevados estándares tecnológicos, de ciclo cerrado, con productos y servicios de alto valor agregado y énfasis en el mercado exterior.

Añadió que resultan una vía de conexión y alineación del conocimiento con la producción, tanto por los resultados de la investigación científica y tecnológica propia, como de la asimilación y empleo de conocimientos procedentes de fuentes externas.   

Entre sus beneficios destacó que realizan exportaciones e importaciones directas, retienen un por ciento de los ingresos en moneda libremente convertible, y se les aprueba la distribución de utilidades después del impuesto a los trabajadores, sin límite en la cantidad de salarios medios obtenidos en el año.

Santana Núñez insistió en que cualquier empresa puede aspirar a ser de Alta Tecnología si cumple con los requisitos y principios establecidos para ello, lo cual se evidencia en la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos Avanzados (Citmatel), primera con esa condición fuera del sector biofarmacéutico.

Hasta la actualidad se han aprobado cuatro EAT en Cuba: Citmatel, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el Centro Nacional de Biopreparados (BioCen) y el Centro de Inmunología Molecular (CIM).

En el caso del CIM, su director Eduardo Ojito Magaz, señaló en ese espacio que su funcionamiento se basa en una cadena de valor integrada por dos fases fundamentales: la generación de propiedad intelectual y la comercialización a gran escala de los productos resultantes.

Dijo que la condición de EAT les otorga mayor flexibilidad a los procesos y apoya la creación de ese valor inicial, a partir de lo cual se establecen las condiciones para exportar conocimiento, lo que representa en sí mismo un modelo de inversión en el exterior.

Agregó que la institución cumple con todos los requisitos para mantener tal condición, mientras administra 42 objetos de intervención y 800 artículos científicos, algo definido por Ojito Magaz como solo el comienzo de su despliegue de su explotación.

El directivo también anunció la pronta inauguración de una nueva entidad dentro de la Zona especial de Desarrollo Mariel, la cual se especializará en la creación de novedosos productos basados en la propiedad intelectual.

Por otro lado, el CIGB también consolida sus fortalezas como EAT, con más de mil 300 patentes internacionales, 81 objetos de invención o productos diferentes y una productividad de 78 mil pesos por trabajador, al cierre del 2020, comentó Gerardo Guillén Nieto, su director de Investigaciones Biomédicas.

Entre los logros del centro mencionó sus ingresos por productos de exportación, gran número de trabajadores vinculados a la investigación y con categorías científicas o tecnológicas, y sus más de 70 productos en fase internacional.

Resaltó que en 2020 presentaron varias patentes para fármacos enfocados en el enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19, y abrieron 13 nuevas líneas de investigación relacionadas directamente con el SARS-CoV-2.

Ejemplificó que como EAT, la institución puede desarrollar acuerdos de empresas mixtas en el extranjero, como hacen con China, donde existen plantas destinadas a la producción de fármacos del CIGB y un centro de innovación en biotecnología para la investigación de otros proyectos.

Respecto a BioCen, su directora Tamara Lobaina Rodríguez, afirmó que desde su fundación ha sido un complejo científico industrial con amplia versatilidad tecnológica concebido como complemento con vistas al desarrollo científico de la biotecnología cubana, y da salida productiva a más de 30 fármacos para su distribución nacional e internacional.

Entre las misiones enumeradas por la directiva está el servicio por contrato para la fabricación de ingredientes farmacéuticos activos, parenterales (líquido o liofilizado) de bajo volumen para uso humano y los ensayos de calidad físico-químicos y biológicos.

Además de cerrar el ciclo de investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos propios, entre ellos medios de cultivos destinados a la microbiología y la biotecnología vegetal, medicamentos y productos en función del diagnóstico y la inmunoterapia de las alergias.

BioCen como EAT tiene la aspiración de desarrollar la capacidad exportadora propia, hoy mantiene ventas por exportaciones de bienes y servicios con alto valor agregado y ostenta una productividad del trabajo por promedio de trabajadores de 63 mil 398 pesos anuales, comentó Lobaina Rodríguez.

En BioCen se realizó la transferencia tecnológica para su posterior escalado productivo, de los candidatos vacunales Soberana 01 y 02 y el péptido Jusvinza, fundamentales en la batalla contra el nuevo coronavirus en Cuba.

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